Primera nos matamos por aparecer en Google y luego por no aparecer. La sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre el caso Google y el “derecho al olvido” ha puesto medio mundo en alerta. Los hay quienes afirman que viola el derecho a la libertad de expresión y acaba con la veracidad de la red, y otros, que van a poder borrar de un plumazo todo lo que en la red se aloje acerca de sus andanzas pasadas, simplemente defienden el derecho a la privacidad de las personas anónimas.
Según el fallo, los gestores de motores de búsqueda están obligados a eliminar de sus listas de resultados la información relativa a una persona que afecte a aspectos de su vida privada. Es decir: si no quieres que Google y otros buscadores en Internet muestren determinados resultados de búsqueda relacionados con tu persona, el buscador deberá retirarlos cuando se lo solicites, siempre que esa información ya no sea relevante para el público.
¿A quién afecta esta medida? El foco de atención ha sido el ciudadano particular con respecto a su “derecho al olvido”, pero los efectos de la sentencia bomba no acaban ahí. Aquí entra de lleno el mundo de la empresa, su imagen de marca y su reputación online. Algunos expertos en marketing online han dicho que es pronto para opinar puesto que Google aún no ha reaccionado a la sentencia que, por otro lado, genera más preguntas que respuestas.
El hecho de que Google y otros buscadores en Internet tengan el deber y el poder de borrar datos indexados si así es requerido por el titular puede cambiar la búsqueda en Internet tal y como la conocemos hoy. Nos explicamos: los motores de búsqueda funcionan con palabras clave. Si fuerzas a Google a borrar esta información, los usuarios no verán los motores de búsqueda como un sitio neutral donde hacer sus búsquedas. La disminución de las consultas, perjudicaría a cualquier marca, grande o pequeño, ya que se perdería un canal de comunicación en alza actualmente.
Hasta ahora, los buscadores sólo presentaban aquella información que otros estaban publicando. Con la nueva jurisprudencia, Google, Yahoo o Bing, se convertirían en “árbitros digitales”, sabiéndose de antemano que aplican la censura. ¿Confiarías en los resultados aparecidos? Por otro lado, la sentencia podría ser una oportunidad para las marcas de mejorar su reputación online y limpiar su mala imagen pública. Esto equivaldría a volver a empezar desde cero, abriendo la puerta a atraer nuevos clientes y jugaría claramente en contra de los buscadores, ya que perderían su rol como sitio donde encontrar información imparcial.
También hay quien opina que el castigo a Google refuerza el marketing en buscadores, al SEO. Estos son los que reciben una sentencia de este calibre como un ataque con grandes repercusiones. Consideran que el hecho de que el tribunal europeo regule una industria que tiene tan solo 20 años de historia con una legislación diferente recalca la magnitud de los motores de búsqueda en el mundo.
Y vosotros, ¿cómo los veis?